
Student Stories
Un cálido recibimiento y una partida valiente
Incluso antes de llegar a ICLC en Okinawa, ya me sentía bienvenido. El personal fue muy amable y atento desde el principio, explicándome cómo sería mi nueva vida en Okinawa. Cada mensaje y cada orientación me hicieron sentir que iba a un lugar donde sería bien recibido. Eso me dio consuelo emocional y me ayudó a prepararme para este viaje tan especial.
Tomar la decisión de venir a Okinawa estuvo lleno de desafíos y expectativas. Sabía que tendría que reaprender japonés, ya que había olvidado casi todo, y además mi inglés era limitado, lo que me hacía sentir inseguro. Aun así, creía que esta experiencia cambiaría mi vida. Al salir de São Paulo, mi corazón estaba dividido entre el miedo y la emoción.
Llegada e impresiones iniciales
Una vez que el avión aterrizó en Okinawa, la ansiedad comenzó a desaparecer. El momento más memorable fue ver el cartel めんそーれ (“bienvenido”). Algo tan simple, pero con tanto significado, me hizo sentir que finalmente estaba llegando a casa. En ese momento, todas mis dudas y preocupaciones se desvanecieron, reemplazadas por un profundo sentimiento de pertenencia.
Sin embargo, comenzar las clases no fue fácil. Mi japonés era muy limitado, y me costaba entender a los profesores. Hacían todo lo posible por hablar en palabras simples, pero aun así necesitaba usar un diccionario o un libro de traducción japonés-portugués. Muchas veces, usaba el traductor del celular para comunicarme. Esta barrera lingüística fue frustrante, pero también me motivó a seguir mejorando.

Avances y apoyo
Con el tiempo, empecé a notar mi progreso. Las palabras que antes parecían difíciles empezaron a tener sentido, y pude seguir las clases con más facilidad. La mayor victoria fue cuando logré hablar con los profesores sin usar el traductor. Ese fue un punto de inflexión para mí: una señal clara de que todo el esfuerzo valía la pena.
Los profesores de ICLC desempeñaron un papel fundamental en este proceso. Siempre me animaron, especialmente en relación al examen JLPT N4. Al principio no creía que pudiera aprobar, pero nunca me dejaron dudar de mí mismo. Con paciencia y cariño, me ayudaron a superar las dificultades del idioma y me acompañaron en los momentos de desánimo. Nunca me sentí solo en este camino — y eso marcó la diferencia.
Encuentros culturales y amistades internacionales
Más allá del aprendizaje del idioma, Okinawa me ofreció experiencias personales y culturales inolvidables. Conocí personas de diferentes países, cada una con su propia cultura, costumbres e historias de vida. Este intercambio fue enriquecedor y me enseñó a valorar aún más las diferencias.
Los eventos culturales en Okinawa fueron otro punto destacado. Cada festival, espectáculo y celebración me acercó más a la cultura local y me hizo admirar aún más la belleza de este lugar. Siempre que veo el orgullo y la alegría que el pueblo de Okinawa siente por sus tradiciones, me siento profundamente conectado con mis raíces.


Redescubriendo mis raíces y mirando hacia el futuro
Como descendiente de Uchinanchu, especialmente de la región de Oroku, estar aquí no fue solo un programa de intercambio, sino una reconexión con mi ascendencia. Caminar por las calles de Okinawa, sentir su clima, ver su naturaleza e interactuar con la gente me hizo sentir que estaba viviendo una parte de la historia de mis antepasados. Muchas veces sentí su presencia, como si me guiaran y apoyaran en cada paso, tanto en los momentos difíciles como en los felices.
Este viaje fue más que aprender un idioma o vivir en el extranjero. Fue un viaje de redescubrimiento — de mí mismo y de mis raíces. Estar en Okinawa, donde comenzó la historia de mi familia, fue una experiencia indescriptible.
Llevaré conmigo todo lo vivido aquí y compartiré la magia de este lugar con otros. Quiero que más personas conozcan la riqueza cultural y natural de Okinawa. Esta experiencia me transformó profundamente. Me enseñó a superar retos, valorar mis orígenes y crecer como persona. Siempre estaré agradecido con todos los que fueron parte de este viaje — especialmente con ICLC por brindarme esta oportunidad — y con mis padres y ancestros, por su amor, sabiduría y fuerza.